La fascitis necrosante conocida como “La bacteria Carnívora” es una infección bacteriana que se propaga por el cuerpo rápidamente y puede llegar a causar la muerte.
Puede ser controlada, teóricamente, mediante cirugías o el uso de algunos antibióticos, si se detecta a tiempo. Los antibióticos y la cirugía son generalmente las primeras líneas de defensa si el médico sospecha que un paciente tiene esta afección.
Debido a que puede propagarse con tanta velocidad capaz de destruir tejidos blandos como la piel, músculos, ligamentos, vasos sanguíneos e incluso grasa corporal, los médicos suministran antibióticos intravenosos, con frecuencia los pacientes deben operarse muy rápidamente.
Puede derivar en complicaciones permanentes debido a la pérdida de extremidades o cicatrices pronunciadas debido a la extirpación quirúrgica del tejido infectado. Aun con tratamiento, hasta 1 de cada 5 personas con fascitis necrosante muere a causa de la infección.
Normalmente, la infección se adquiere cuando las bacterias ingresan al cuerpo a través de una herida en la piel (como Cortes y Raspones, quemaduras, picaduras de insecto, heridas punzantes incluye por el uso de drogas intravenosas y heridas quirúrgicas).
Las bacterias se pueden diseminar de forma muy rápida una vez que ingresan en el cuerpo.
Una vez que están adentro del cuerpo, se propagan rápidamente y destruyen los tejidos que infectan. los síntomas de la fascitis necrosante pueden comenzar a las pocas horas de producirse una herida.
Los síntomas iniciales de fascitis necrosante incluyen:
Fiebre.
Tener una área enrojecida o inflamada en la piel, que se extiende rápidamente.
Dolor intenso, incluso fuera del área enrojecida o inflamada de la piel.
Por lo que las personas no deben retrasar recibir atención médica.
Si el médico sospecha que alguien tiene fascitis necrosante a menudo necesitan hacer una operación para lo siguiente:
Diagnosticar la enfermedad.
Ver qué tan profundamente se ha propagado la infección.
Quitar rápidamente los tejidos dañados.
El cuidado de las heridas son las mejores maneras de prevenir las infecciones bacterianas en la piel.
Limpie con agua y jabón todos los cortes y todas las lesiones menores que hayan causado aberturas en la piel (como las ampollas y los raspones).
Limpie y cubra con vendajes limpios y secos todas las heridas abiertas o con secreciones hasta que sanen.
Vaya a un médico si tiene heridas punzantes u otras heridas profundas o graves.
Lávese las manos con agua y jabón frecuentemente, pero si no se las puede lavar, use un desinfectante de manos a base de alcohol.
Trate las infecciones fúngicas, como el pie de atleta.
La bacteria tiende a afectar más duramente a las personas con problemas de salud preexistentes, como enfermedad del hígado, diabetes, insuficiencia renal o un sistema inmunitario debilitado.
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